La marihuana no te deja idiota

El debate en torno a la marihuana, su legalización para su consumo y autocultivo, como su prohibición y penalización, ha tenido mucha pasión y poca evidencia empírica. Cuando mucho se utilizan parcialmente algunos datos para reforzar posiciones ideológicas cuando la evidencia acompaña al discurso de quien lo enuncia. Un estereotipo frecuentemente alimentado es que la marihuana te vuelve tonto. ¿Es tan así? Veamos. Ya hace un tiempo escribí un post en el que señalaba que muchos de los argumentos que sostenían la ilegalidad de la marihuana no tenían asidero científico. Por el contrario, la evidencia sitúa a la marihuana muy por debajo de otras drogas legales en daño físico y dependencia. Vean la siguiente gráfica extraída del paper: “Development of a rational scale to assess the harm of drugs of potential misuse” que ofrece una metodología para evaluar el daño de las drogas actuales.

inteligencia

Correlación entre las puntuaciones medias de los expertos independientes y los psiquiatras especializados en adicción: 1 = heroína. 2 = cocaína. 3 = alcohol. 4 = barbitúricos. 5 = anfetamina. 6 = metadona. 7 = benzodiazepinas. 8 = disolventes. 9 = buprenorfina. 10 = tabaco. 11 = éxtasis. 12 = cannabis. 13 = LSD. 14 = esteroides.

Este estudio supuso un duro golpe a la argumentación de los grupos que defienden la inocuidad de la marihuana, sin embargo quedaba mucho que decir al respecto.En 2012 apareció publicado en PNAS un paper denominado “Persistent cannabis users show neuropsychological decline from childhood to midlife” del que se hizo eco una gran cantidad de detractores de la famosa hierba, puesto que éste afirmaba que el consumo sostenido desde la adolescencia redundaba en una caída del coeficiente intelectual en la adultez. La marihuana te vuelve imbécil, decían algunos que se apoyaban en esta investigación. “El consumo de cannabis se asoció con una persistente declinación neuropsicológica generalizada en todos los dominios de funcionamiento, incluso después de controlar por años de educación” (2012 Oct 2, 109 (40): e2657-64).

La gracia de la ciencia es que ésta, al publicar método y evidencias, permite el examen público y el escrutinio especializado. Tal es así que otro estudio recientemente publicado también en PNAS sale a refutar el mencionado estudio que afirmaba el deterioro cognitivo por el consumo prolongado de marihuana. Así es, el cannabis no “volvería tontos” a sus consumidores. ¿Cómo es posible esto? Veamos.

En el paper denominado “Correlations between cannabis use and IQ change in the Dunedin cohort are consistent with confounding from socioeconomic status” se señala que son factores socioeconómicos y no el cannabis los que están relacionados con la baja de coeficiente intelectual. Vale decir, que independiente del consumo de marihuana, los más pobres tienen un acceso restringido a educación de calidad, lo que a la larga incide en su desempeño cognitivo, independiente de que consuman o no marihuana. En palabras de los autores del artículo, el estudio de 2012 tiene una metodología defectuosa y atribuye erróneamente causalidad a una correlación, error frecuente en estudios longitudinales (al respecto escribí un post sobre la diferencia entre correlación y causalidad). Es decir, no es lo mismo que dos variables se relacionen a afirmar que una provoca tales cambios en la otra. En este caso estaríamos asistiendo a la refutación de una asociación explicativa entre variables, al señalar que una no es la que provoca los cambios en la otra.

Investigaciones anteriores (como ésta) muestran con claridad que las personas procedentes de entornos con un nivel socioeconómico bajo son más propensos que otros a comenzar fumar cannabis durante la adolescencia, lo que combinado con un menor acceso a la educación, puede generar una correlación entre el consumo de cannabis y el cambio de coeficiente intelectual. Es más, hay otros estudios en el que el consumo de cannabis no está asociado con la disminución del coeficiente intelectual.

En el paper denominado “Education and change in cognitive function ☆: The Epidemiologic Catchment Area Study” se señala que la educación proporciona protección contra el deterioro cognitivo en adultos de hasta 65 años, en los que la prevalencia y la incidencia de la demencia son muy bajos, lo que parece indicar que la educación o sus correlatos proporcionan protección frente a otros procesos de demencia que podría producir una disminución en el rendimiento intelectual.

En este otro paper llamado “Cannabis Use and Cognitive Decline in Persons under 65 Years of Age” se indagaron los posibles efectos adversos del consumo de cannabis en el deterioro cognitivo después de 12 años en personas menores de 65 años. El análisis incluyó 1.318 participantes. ¿Conclusión? No hubo diferencias significativas en el deterioro cognitivo entre los grandes usuarios, los usuarios ocasionales, y aquellos que no consumieron cannabis. Tampoco hubo diferencias entre hombres y mujeres en el deterioro cognitivo en relación con el consumo de cannabis. Los autores concluyen que durante períodos de tiempo largos, en las personas menores de 65 años de edad, el deterioro cognitivo se produce en todos los grupos de edad. Esta disminución se relaciona estrechamente con el nivel educativo y el envejecimiento, pero no parece estar asociada con el consumo de cannabis.

Por último, en la investigación publicada bajo el título “Current and former marijuana use: preliminary findings of a longitudinal study of effects on IQ in Young adults” también se evalúa el impacto de la marihuana en el cociente intelectual. Utilizando datos de un grupo de jóvenes que fueron seguidos desde su nacimiento, se examinaron las puntuaciones de CI antes, durante y después de la interrupción del consumo de marihuana regulares para determinar cualquier impacto de la droga en esta medida de la función cognitiva. ¿Conclusión? la marihuana no tiene un impacto negativo a largo plazo sobre la inteligencia global.

Vamos, que parece que el argumento de la disminución del CI cada vez más suena a estereotipo para discriminar que dato empírico para prohibir y penalizar.

Fuente: quintopoder

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