Tras años de batallas legales y bajo una estricta regulación, el primer dispensario de marihuana medicinal en Washington, Capital City Care, ha abierto sus puertas este mes de mayo. Situada a menos de un kilómetro del Congreso de Estados Unidos, la clínica, rodeada de toldos azules y grandes medidas de seguridad, se prepara estos días para recibir a los primeros pacientes en sus instalaciones.
La marihuana es una sustancia controlada y regulada de manera muy estricta por el Gobierno Federal de EE UU. “Pero esto lo hacemos por los pacientes. Es un riesgo que corremos, pero tenemos un programa muy estricto. Estamos esperando que todo esté regulado por el Departamento de Salud para empezar a atenderlos», indica David Guard, gerente del dispensario.
Guard señala que es una marihuana «muy pura y potente», por lo que las medidas de seguridad son muy elevadas. Una nota en la puerta del establecimiento explica estas reglas. “Las personas menores de 18 años tienen prohibida la entrada, a no ser que cuenten con una licencia de paciente o vengan acompañados de un adulto o custodio. Además, fumar marihuana o ingerirla sin la autorización de la clínica también está prohibido. El material dispensado solo podrá consumirse en la casa del paciente o en las dependencias aprobadas por el Departamento de Salud”.
Capital City Care, situada en la zona noreste de la capital, es un edificio de tres alturas que cuenta con zona de cultivo, farmacia, sala de espera y atención médica, y se ha convertido en el primer dispensario en abrir sus puertas en la capital de EE UU, de los tres autorizados por el Departamento de Salud. “De momento, preferimos mantener un perfil bajo, debido a que el tema de la marihuana es muy delicado”, explica Scott Morgan, director de comunicación de Marijuana Policy Project, principal organización que lucha por la despenalización del cannabis en EE UU. “Los pacientes podrán disponer de un máximo de 56 gramos al mes”, según explica Morgan. “Pese a las restricciones, la apertura de este dispensario supone una victoria para los pacientes, para la lucha que llevamos encabezando desde hace años”.
Los primeros pacientes llegarán al centro como muy tarde en tres semanas, “hablar de una semana sería muy optimista”. “Ahora lo principal es saber cuántos van a contar con la licencia y cuántos van a venir al centro. Además, hay que organizar las plantas necesarias y medir las dosis. Estos son nuestros objetivos esta semana, que todo esté bien revisado y bien atado para recibir a las primeras personas de una forma adecuada”, añade Morgan.
Los únicos pacientes que podrán adquirir marihuana en esta clínica serán aquellos que han sido sido diagnosticados de enfermedades como la esclerosis múltiple, cáncer o sida, entre otras, y que requieren este estupefaciente dentro de su tratamiento -que debe ser certificado, además, por un médico del Distrito de Columbia para ser válido-. “En ningún momento se consiente fumar en los dispensarios y todos los pacientes recibirán el cannabis en una bolsa sellada que solo podrán abrir en su domicilio y lugares autorizados”, según explica The Washington Post.
El Capital City Care, al igual que ocurrirá con los otros dos dispensarios, se nutre de marihuana cultivada en otros tantos centros de cultivo pero estos deben estar radicados en el Distrito de Columbia. El centro puede contar con un máximo de 99 plantas cada uno, Además, la marihuana medicinal no puede entrar ni salir de la capital hacia los vecinos estados de Maryland y Virginia, donde está prohibido su consumo.
En 1998, los residentes de la capital estadounidense aprobaron por amplia mayoría, un 70 %, despenalizar el uso medicinal de la marihuana, pero debido al control presupuestario que ejerce el Congreso sobre el distrito se impidió que recibiese fondos para implantar un sistema que lo pusiera en práctica. Después de interminables batallas legales, en 2010 los representantes del distrito consiguieron desbloquear esta partida y en los últimos tres años desarrollar el riguroso sistema para su consumo. Según esta norma, los pacientes más pobres podrán acceder a marihuana subvencionada y nadie puede cultivarla en sus casas.
En EE UU, un total de 18 Estados (Alaska, Arizona, California, Colorado, Connecticut, Delaware, Hawai, Maine, Massachussets, Michigan, Montana, Nevada, Nueva Jersey, Nuevo México, Oregón, Rhode Island, Vermont y Washington) además del Distrito de Columbia, permiten en la actualidad el uso de la marihuana con fines medicinales, sobre todo para paliar el dolor en pacientes que padecen enfermedades crónicas, a pesar de que su consumo está prohibido desde 1970. Los dos únicos Estados en legalizar su uso recreativo han sido Colorado y Washington. En 2009, el presidente de EE UU, Barack Obama aprobó una directriz por la que se comprometió a no perseguir a los pacientes que usen esta sustancia con fines medicinales.
Fuente: El País