Uno de los efectos perversos que está teniendo la crisis económica y el alto desempleo es el refugio que cada vez más jóvenes encuentran en las drogas. Un informe de la Comisión Europea señala que «se espera que aumente la demanda de drogas ilícitas», pero quizá aún más llamativo es la repercusión que surge por el lado de la oferta. El desempleo y la falta de recursos económicos está haciendo que «aumente el número de jóvenes que venda o incluso produzca drogas, especialmente el cannabis cultivado en casa».
El texto sostiene que se está observando una importante diversificación de la oferta de drogas que tiene mucho que ver con «los desarrollos socio culturales en la cultura juvenil» y señala, de forma indirecta, la ampliación de la UE y el mercado común como una de las causas que favorecen en aumento del consumo de drogas y una mayor sofisticación y diversificación de la oferta. También llama la atención sobre el papel que juega Internet como principal mercado de drogas en el mundo.
El cannabis es la droga más consumida dentro de la Unión Europea y el tamaño del mercado está valorado entre 7.000 y 10.000 millones de euros en 2010, según el informe presentado, que muestra una serie de conclusiones respecto a la variación del precio de esta droga en función de los lugares donde se consume. Y una de ellas, defendida por los autores del estudio, Beau Kilmer y James Burgdorf, sostiene que «en un país donde existe cierta tolerancia con el consumo del cannabis hay una disminución del precio, no sólo dentro de su territorio, sino también en las áreas vecinas». Esto es debido a que los productores y traficantes exigen una compensación mayor no sólo por los costes de producción más elevados, sino por los riesgos de detención e incautación a los que se enfrentan.
España, en el punto de mira
El extenso informe estudia casos concretos en los que hay cierta permisividad ante el consumo de cannabis y uno de los ejemplos mencionados son los clubes sociales en España, que empezaron a crearse en 2002 «aprovechando el vacío legal entre la prohibición del tráfico de drogas pero no del consumo privado o del cultivo para uso personal». Basado en otros estudios, el texto que presenta la Comisión Europea estima que en España habría entre «varias docenas» de estos clubes hasta un máximo de 300, la mayoría de ellos radicados en Cataluña y el País Vasco.
El cannabis que se consume en estos clubes es producido por los propios miembros o personal contratado y se suele limitar la venta a los socios a un máximo de dos o tres gramos por día y y hasta 60 gramos al mes. «La reventa está prohibida y pueden aplicarse excepciones para usuarios que necesitan un consumo mayor por razones médicas», dicen los autores del texto. También sostienen que estos clubes tienen unos márgenes de negocio muy generosos, ya que la producción de un gramo puede costar entre dos y tres euros, mientras que los precios cobrados a los miembros son de aproximadamente seis euros por gramo.
Los consumidores intensivos son una pequeña fracción de los consumidores de cannabis (entre el 5% y el 25%, dependiendo del país), pero son responsables de la mayor parte de la cantidad total de cannabis consumida anualmente (entre un 55% y el 77%).
El estudio concluye también que la crisis económica puede conllevar una mayor conservadurismo político en los estados miembros «que puede tener un impacto negativo en las políticas sociales y sanitarias» y que tendrán su efecto en la lucha contra la drogadicción.
«El suministro está en función de la demanda, y dado el aumento del número de consumidores, el mercado de las drogas ilícitas está creciendo», señala la vicepresidenta de la Comisión y responsable de Justicia, Viviane Reding.